lunes, 15 de abril de 2013


¿LEGALIZAR O NO  LAS DROGAS?

Éste es un tema candente y controversial.  Hasta ahora, por un problema moral, la legalización de las drogas se ha visto como un crimen de lesa humanidad, algo descabellado e improcedente.  Así también pensaba yo hasta que los hechos fueron cambiando mi opinión. 
Veamos algunas evidencias antes de emitir mi punto de vista al respecto.  En todos los países y lugares que han declarado por decreto la llamada "ley seca”, es decir, la prohibición de bebidas alcohólicas, ¿qué ha ocurrido? Sencillamente el caos, el desbarajuste.  La gente comienza a fabricar sus propias bebidas alcohólicas con medios rudimentarios y con sustancias altamente nocivas y peligrosas para la salud a corto y mediano plazo. Estos nuevos brebajes alcohólicos son varias veces más letales que las bebidas vendidas legalmente por productores industriales con mejores componentes y ciertas normas de seguridad y calidad. Los productores caseros, clandestinos, han utilizado hasta materia fecal para fabricar su producto.
Entonces partamos del hecho de que las bebidas alcohólicas están legalizadas casi en su totalidad en el mundo.  ¿Cuál es la situación actual? Solamente en EUA se estima que el 65% de la población consume algún tipo de bebida alcohólica con cierta frecuencia u ocasionalmente.  Esto representó más o menos, en el año 2008, $188, 000,000,000 anualmente. ¿Y en tabaco? $75,000,000,000. Es decir, ambos, entre alcohol y tabaco, hacen un total de $263,000,000,000.  
¿Cuántas muertes causa el alcohol mundialmente al año? 2.5 millones, que comparado con la población mundial actual, aproximadamente 7,000,000,000 de personas,  es insignificante ¿Cuántos nacimientos hay anualmente en el mundo? Cerca de 140 millones. O sea, 2.5/140 arroja un aproximado de menos del 2%. Es decir, se repone cada año el 98% de las personas fallecidas a causa del alcohol.
¿Y cuantas personas mueren mundialmente del tabaco?  Un aproximado de 3 millones. Algo superior al alcohol.
Ahora analicemos las drogas ilegales. En EUA solamente se gasta en marihuana entre 10-40 billones de dólares anualmente. Una droga ilegal. Se consume alrededor de 22,000 toneladas métricas anualmente(48,500,000lb).  ¿Y cuánto se gasta en drogas ilegales en el mundo?  Aproximadamente $360,000,000,000. Esta cifra es un estimado porque en realidad pudiera ser mucho mayor.
De todo esto se concluye de manera evidente que la gente consume drogas ya sean legales o ilegales. Pero, ¿por qué? La respuesta o respuestas pueden variar desde lo sospechado hasta lo inconcebible. Unos las consumen para enajenarse del mundo hostil en que viven; otros por puro placer, para flotar en el aire como un pajarito o tal vez como una mosca en busca de un cuerpo putrefacto, o quizás su propio cuerpo.  El hecho es que gran cantidad de personas las siguen consumiendo a pesar de los billones que gastan los países en advertir a los consumidores y a potenciales consumidores sobre los devastadores  peligros a que se exponen, así como en combatir su uso.
Por otra parte, si la gente tiende a consumir drogas, legales o ilegales, ¿por qué entonces empeñarse en declarar algunas drogas ilegales?
Si las drogas se legalizaran sin excepción se   reduciría el crimen;  se recaudaría mayor cantidad en impuestos en beneficio de la población, perdidos al ser las ventas ilegales; se sanearía la sociedad en mayor grado y se obtendrían otros incontables beneficios
En mi opinión, legalizando todas las drogas se podrían vender en las farmacias para los mayores de edad con identificación; de obligatorio cumplimiento.
Toda la cantidad inmensa de dinero gastado en combatir las drogas ilegales, batalla perdida, se podría sumar a otra cantidad destinada a educar a las personas desde la primaria hasta las universidades y población en general sobre los grandes peligros que conlleva el consumo de las drogas.  Educándolos en las escuelas y a través de una propaganda masiva y sistemática en los medios de difusión, incluyendo el internet. Aunque la educación, por si sola, no es suficiente.
Si una persona insiste en seguir, a pesar de todo,  consumiendo drogas sabiendo con creces a los peligros que se expone; entre ellos, de convertirse en un adicto con pocas perspectivas de salvación,  pues ésa es su decisión, su responsabilidad. De todas maneras, se prohíba o no, las personas propensas al consumo indiscriminado o “controlado” de drogas, lo seguirán haciendo. Una prueba irrefutable y altamente ilustrativa es la adicción al cigarro. Los ejemplos gráficos , horripilantes, que se muestran en la televisión sobre las consecuencias fatales de fumar tabaco, no son suficientes para convencer o disuadir a los que persisten en seguir consumiendo su vida, fumando.  Si se les prohibiera el tabaco, estas personas fumarían tabaco clandestino o cualquier otra yerba que le produjera un efecto similar, o la inventarían.
¿Existieron siempre las drogas? ¿Hubo antes el mismo problema actual? Para responder la primera pregunta: por supuesto que sí, siempre han existido drogas de diferentes tipos y efectos, tales como marihuana, opio, morfina, heroína y otras más o menos conocidas.
Una breve referencia histórica: El opio se piensa ser originario de la región mediterránea. Los primeros datos conocidos provienen de la zona alrededor de un lago suizo, en el cuarto milenio antes de Cristo, según excavaciones arqueológicas.   Las primeras referencias escritas sobre el opio se registraron en un texto sumerio de 5,400 años de antigüedad.  La ‘planta del disfrute’(joy plant) en la parte baja de la Mesopotamia, Sumeria, Babilonia y en Asiria aparece registrada en distintos escritos de estas regiones, describiendo el uso medicinal del opio. La descripción de la existencia del opio solo hace referencia a su uso medicinal, pero seguramente era consumido como una droga para sentirse ‘high’ o alucinado.  En Egipto se usaba el opio por placer como un sedativo, y se comerciaba con Grecia y partes de la Europa actual. El opio se consumía mayormente disuelto en bebidas como el té.
En los tiempos greco-romano, el opio fue usado en ceremonias religiosas, contra el dolor, sedativo para dormir y por placer por sus “atributos mágicos”.
En la India y China se proliferó, D.C, su uso con los mismos usos de las regiones de origen, llevado a estos dos países por comerciantes, marineros y otros.
La marihuana es oriunda, según se cree, de China. Datos de un cuarto de milenio después de Cristo describen su uso en este país con los mismos propósitos del opio.
Del opio se derivan otras drogas como la heroína, la morfina y otras derivadas de éstas últimas.
Entonces, ¿por qué las drogas hoy causan tantos problemas y no antes? Bueno, yo pienso que una posible causa era, en primer lugar, que las drogas no se veían como la ‘fruta prohibida’; y en segundo lugar, la forma de vida de nuestros antepasados.
Mientras más se insista en prohibir las drogas, más se prolifera su consumo. Ésta no es la mejor forma de combatir su uso. La imposición no convence, rebela. A nadie tampoco se convence con consejos. Es como enfrentarse al toro sin capa ni espada. Hay que buscar las causas del mal, y en consecuencia actuar de la manera más inteligente y eficaz posible.
Hay una obra del escritor portugués, ya fallecido, José Saramago, Las Intermitencias de la Muerte, que narra una extraña situación: La muerte se suprime, deja de suceder, en un lugar o pueblo. Al principio la gente festeja enloquecida tal acontecimiento histórico. Después, al pasar el tiempo, comienzan a surgir problemas muy serios. De tal manera que algunos quieren morir y buscan desesperados poder descansar de una vez…
Porque, hágase  lo que se haga, la eliminación completa del consumo de drogas no se podrá lograr totalmente, sino parcialmente; reducir su consumo en mayor proporción. Las drogas son partes del mal, y el mal existirá mientras exista el bien. Una paradoja, sí; pero tan real como la existencia de la vida  y la muerte. Entonces, ¿para qué insistir en su prohibición?

Nota: vea mi próximo artículo de lo que pienso sean las causas del consumo de narcóticos y las posibles soluciones.


  

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